No hay quien busque a Dios
La Depravación Total representa el primer principio del famoso acróstico TULIP del calvinismo. Esta doctrina (también conocida como Corrupción Radical, Incapacidad Total, Incapacidad Moral, entre otros nombres) postula que cada aspecto de la naturaleza humana está corrompido por el pecado - que todo nuestro ser está afectado por el pecado, lo cual hace al individuo incapaz de elegir a Dios o de hacer el bien sin la intervención divina, a menudo referida como el acto de regeneración. Para ser claros, esta doctrina no postula que los seres humanos estén corrompidos hasta el punto de que sean tan malos como puedan serlo, sino que los efectos del pecado afectan todo nuestro ser. El teólogo reformado R.C. Sproul se refirió a esta doctrina como corrupción radical, en el sentido de que «el pecado penetra hasta la raíz o núcleo de nuestro ser» [1]. Como resultado de nuestra pecaminosidad, los seres humanos son incapaces de hacer lo que se considera bueno ante los ojos de Dios, y sus acciones no pueden merecer su favor. Por último, debido al estado caído del hombre, los seres humanos son completamente incapaces de volverse a Dios, de buscarlo o de iniciar una relación con Él por sus propios esfuerzos. Juan Calvino afirmó: «A menos que Dios, por su Espíritu, corrija la depravación de la naturaleza, nadie tendrá jamás por sí mismo la mente para abrazar el Evangelio» [2] enfatizando la corrupción innata de la humanidad y su incapacidad para hacer justicia, James White hace eco de esto declarando: «El hombre, en su estado natural, es incapaz de comprender o buscar a Dios. Solo mediante la obra regeneradora del Espíritu Santo una persona puede llegar a la fe en Cristo". [3] Del mismo modo, Jonathan Edwards describe la Depravación Total como la idea de que «Los hombres no son simplemente moralmente incapaces de amar a Dios supremamente; sino que están totalmente desprovistos de cualquier disposición o inclinación para hacerlo y tienen una aversión habitual a ello.» [4].
Para ser claros, los cristianos deben creer que, debido a la caída, los seres humanos se encuentran en un estado depravado, pecaminoso y necesitado de un Salvador. No hay controversia en la creencia de que los seres humanos son incapaces de merecer la salvación porque nadie puede agradar a Dios por sus méritos u obras. Además, es evidente que el hombre, por sí mismo, no buscaría a Dios. Afortunadamente, desde el principio, Dios no nos ha abandonado, nos ha creado con un sentido y una capacidad innata para reconocer sus «cualidades invisibles: el poder eterno y la naturaleza divina» (Rom 1:20), así como para tener la ley escrita en nuestros corazones (Rom 2:14, 15); Él eligió a Israel para que su pueblo fuera mensajero y libertador de su Mesías, con el propósito de bendecir a todas las naciones con un camino hacia la reconciliación consigo mismo (Gén 12: 3; 18:18-19); Dios proveyó su Ley y Palabra (Rom 3:2; 9:4), el Evangelio y el Espíritu Santo para que podamos nacer de nuevo a una relación correcta y a la promesa de la vida eterna. Por lo tanto, la controversia radica en la creencia de que todas estas cosas que Dios ha provisto a lo largo de la historia, son insuficientes para permitir que las personas respondan a Dios positivamente debido al hecho de que, en esencia, nacemos espiritualmente muertos. La idea es que nos encontramos tan corrompidos por el pecado que nuestra mente, voluntad y corazón solo pueden rebelarse y hacernos incapaces de discernir las cosas espirituales, a menos que Dios conceda la regeneración para la fe; y que solo a través del acto de la regeneración el hombre se volverá, buscará o amará a Dios. Una vez más, esta idea es el núcleo de la noción de «Incapacidad Total» transmitida por el principio de la Depravación Total, un concepto difícil de demostrar en las Escrituras, como veremos más adelante en este artículo.
Sin embargo, hay muchos versículos o «textos de prueba» utilizados por los calvinistas para apoyar esta doctrina. El texto de prueba es la práctica de usar versículos aislados para establecer una proposición o doctrina, lo cual implica sacar versículos de un contexto más amplio para apoyar un punto o argumento teológico. Hay muchos pasajes que se usan para apoyar la Incapacidad Total, los versículos que prevalecen son Romanos 8:7-8, 1 Corintios 2:14, Efesios 2:1, entre muchos otros, pero quizás los versículos más citados se encuentran en Romanos 3:9-18.
Esta serie de versículos constituye un pasaje central porque Pablo afirma sin rodeos que no hay justo, ni quien entienda o busque a Dios (Romanos 3:11). A simple vista, estos versículos parecen apoyar las afirmaciones de la Incapacidad Total; sin embargo, tras un examen más exhaustivo de los versículos que componen el pasaje (vv 9-18) vemos que Pablo hace referencia a una serie de versículos del Antiguo Testamento, detalle que debemos tomar en cuenta si queremos entender este pasaje en su contexto.
Análisis de Romanos 3:9-18
El enfoque de Pablo en Romanos 3 es transmitir que todos los seres humanos están bajo el poder del pecado (3:10), que nadie será declarado justo a los ojos de Dios por las obras de la ley (3:20) y que todos necesitan la justicia de Dios, la cual solo puede obtenerse mediante la fe en Jesucristo (3:21-31).
Algunos judíos de la época de Pablo creían que eran superiores a los creyentes gentiles debido a la circuncisión o a su identidad judía como pueblo elegido de Dios. Así que Pablo hace hincapié en la depravación y el estado caído tanto de judíos como de gentiles en los versículos 9-18, basándose en varios pasajes del Antiguo Testamento que se encuentran en los Salmos, Isaías y Eclesiastés. Consideremos cada versículo citado en los versículos 11-18 individualmente y en su contexto (también lo animo a leer cada capítulo en su totalidad).
Salmo 14:1-3 (así como Sal 53:1-3):
«Los necios dicen en su corazón: “No hay Dios”. Son corruptos, sus obras son viles; no hay quien haga el bien. Yahveh mira desde el cielo al género humano para ver si hay quien entienda, quien busque a Dios. Todos se han apartado, todos se han corrompido; no hay quien haga el bien, ni siquiera uno. ¿No saben nada todos estos malhechores? Devoran a mi pueblo como quien come pan; nunca invocan a Yahveh».
¿A quién describe el autor de este Salmo? El versículo uno describe claramente al necio. Menciona su corrupción y sus viles acciones. Estos necios se han apartado y corrompido y han decidido vivir como si no existiera Dios. David llama a los necios «malhechores» en el versículo 4 debido a su rebelión; sin embargo, en el mismo versículo y en el versículo 5, hay un contraste entre el necio y otro grupo de individuos. "Devoran a mi pueblo como quien come pan; nunca invocan al Señor. Pero allí están, abrumados de espanto, porque Dios está presente en la compañía de los justos». ¿Cómo puede haber una compañía de justos si nadie es justo? David está comparando la disposición del necio con la de aquellos que buscan a Dios, lo aman y confían en Él.
Eclesiastés 7:20
«En verdad, no hay nadie en la tierra que sea justo, nadie que haga lo correcto y nunca peque».
Todos somos pecadores y necesitamos un Salvador. Requerimos que Dios nos conceda su justicia; sin embargo, cuando uno lee este capítulo entero, nota un tema similar al de los Salmos citados anteriormente. El autor contrasta la vida del necio con la de los sabios. El rey Salomón menciona al necio seis veces a lo largo de este capítulo (vv 4-7, 9, 18), subrayando la importancia de la sabiduría y cómo esta preserva a quienes la poseen (v 12). Los que temen a Dios tendrán sabiduría (v 18). Además, al igual que David en los Salmos, observe cómo aunque se afirma que nadie es justo, una vez más, se hace mención de individuos que son justos (v 15).
Salmos 5:9-10
«Guíame, Yahveh, en tu justicia a causa de mis enemigos; endereza ante mí tu camino. No se puede confiar en una palabra de su boca; su corazón está lleno de malicia. Su garganta es una tumba abierta; con su lengua dicen mentiras. Decláralos culpables, oh Dios».
Al leer todo el Salmo, se puede concluir que David no está hablando de todos los individuos, sino específicamente de sus enemigos. Afirma que sus enemigos se han rebelado contra Dios (v 10), pero que Dios bendecirá y protegerá a los que se refugien en Él, a los que amen y se alegren en su nombre (v 11). De nuevo se menciona a los justos en el versículo 12, a quienes contrasta con los que se rebelan contra Dios.
Salmo 140:1-3
«Sálvame, Yahveh, de los malvados; protégeme de los violentos, que urden planes perversos en su corazón y agitan la guerra cada día. Tienen la lengua afilada como la de una serpiente; el veneno de las víboras está en sus labios»
Una vez más, David no está haciendo una afirmación general sobre todas las personas, se refiere claramente a los malhechores, a los perversos y a los violentos. Este salmo describe la lucha de David contra sus enemigos, gente que trabaja contra él y contra Dios, con el objetivo de acabar con su vida. Como hemos señalado anteriormente, hay un contraste entre los malhechores y los justos: «Ciertamente el justo alabará tu nombre y los rectos vivirán en tu presencia» (v 13).
Salmo 10:7
«Su boca está llena de mentiras y amenazas; la angustia y el mal están debajo de su lengua»
¿Quién está lleno de mentiras y amenazas? ¿Cuál lengua trae problemas y males? El versículo dos dice claramente que es la del malvado. "En su arrogancia, el malvado persigue a los débiles, que quedan atrapados en sus planes. Se jacta de los antojos de su corazón; bendice a los avaros y vitupera al Señor. En su soberbia el impío no lo busca; en todos sus pensamientos no hay lugar para Dios». (vv 2-4). ¿Le suena familiar? Al igual que en el Salmo 14 y 53, el hombre malvado se caracteriza por su orgullo, arrogancia y pensamientos - «no hay lugar para Dios». Observe que el versículo 4 no dice que los hombres no busquen a Dios, sino los malvados no lo hacen, hay una gran diferencia. El salmista contrasta a los malvados y a los justos, pues dice: «Tú, Señor, oyes el deseo de los afligidos; los alientas y escuchas su clamor, defendiendo a los huérfanos y a los oprimidos, para que los simples mortales terrenales no vuelvan a infundir terror». (vv 17-18).
Isaías 59:7-8
«Sus pies se precipitan en el pecado; se apresuran a derramar sangre inocente. Persiguen planes malvados; actos de violencia marcan sus caminos. No conocen el camino de la paz; no hay justicia en sus sendas. Los han convertido en caminos torcidos; nadie que camine por ellos conocerá la paz».
Todo el capítulo comienza con la proclamación de que son las iniquidades de Israel las que la han separado de Dios (vv 1-2). El profeta Isaías, hablando en nombre de Dios, describe con todo detalle las transgresiones de su pueblo. Si nos centramos en estos pasajes en concreto, Isaías describe a los que persiguen y ansían el mal y el pecado de forma continua. No hace una afirmación general sobre toda la humanidad, sino que describe las condiciones de quienes están deseosos de hacer el mal.
Por último, el Salmo 36:1
«Tengo un mensaje de Dios en mi corazón sobre la maldad de los impíos: No hay temor de Dios ante sus ojos».
De forma similar a lo que hemos observado anteriormente, este pasaje aborda la postura de los malvados. Los versículos 1-4 detallan la postura, las palabras viles y las acciones de los que caminan en el mal. Al final del Salmo, en el versículo 10, vemos a David suplicándole a Dios su amor continuo hacia los que lo conocen a Él y por su justicia para los rectos de corazón.
Después de considerar estos pasajes individualmente y en su contexto, ¿podemos concluir que estos versículos describen la condición de toda la humanidad? No, estos versículos ilustran claramente un patrón y un tema general: la depravación del hombre y la maldad de ciertos individuos que se apartan de Dios. Estos pasajes describen al necio, al malvado y a los malhechores. Aunque no hay nadie que se haya librado del pecado, los autores reconocen que hay individuos que sí invocan a Dios, lo buscan y desean andar en sus caminos, contrastando la generación de los justos, los rectos de corazón y los que buscan a Dios con los que lo rechazan. Pablo no está sugiriendo una incapacidad absoluta de la humanidad para buscar a Dios o hacer el bien, sino ilustrando la necesidad universal de la salvación a través de Cristo.
Pablo tampoco está afirmando que el hombre sea incapaz de buscar a Dios, más bien su intención es mostrar que tanto judíos como gentiles están bajo el poder del pecado y necesitan la salvación por medio de Cristo. Romanos 3:23 afirma: «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios», pero le sigue la solución en Romanos 3:24: «Y todos son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que vino por Cristo Jesús.»
Exhortaciones bíblicas para buscar a Dios
Si el hombre fue creado incapaz de responder o buscar a Dios debido a nuestra condición caída, sin el acto regenerador de Dios hacia la fe, esto haría que numerosos versículos en las Escrituras donde Dios pide, ordena y anima al hombre a buscarlo, sean preocupantes. Cuando Dios instruye o le manda al hombre escogerlo, buscarlo, obedecerlo o encontrarlo ¿está pidiéndole algo que pueda hacer? Si Dios les ordenara a los seres humanos que lo buscaran, pero los seres humanos fueran totalmente incapaces de hacerlo sin su gracia regeneradora, esto sería confuso. Si los mandatos de Dios son imposibles de cumplir debido a la Incapacidad Total, algunos podrían incluso argumentar que esto parece hacer a Dios engañoso. Parecería como si Dios estuviera estableciendo una norma que los seres humanos no pueden cumplir, solo para juzgarlos por no cumplirla. ¿Por qué daría Dios órdenes que el hombre no puede cumplir? Por lo tanto, es apropiado creer que Dios desea genuinamente que todos lo busquen y juzga a aquellos que eligen no hacerlo. Como se ha observado anteriormente, hay muchos versículos en los que Dios pide y desea que lo busquemos, así como versículos que describen a aquellos que lo buscan y eligen poner su fe y confianza en Él como aquellos que son acreditados y considerados justos. Comprendemos esto por la simple lectura de varios versículos que se encuentran tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento [5].
En Deuteronomio 4:29, Moisés les dice a los israelitas: «Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios, lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma». Este versículo implica que la búsqueda de Dios está dentro de la capacidad humana, supeditada a un esfuerzo sincero.
Isaías 55:6-7 también exhorta: «Buscad al Señor mientras puede ser hallado; invocadlo mientras está cerca. Que los impíos abandonen sus caminos y los injustos sus pensamientos. Que se vuelvan al Señor, y él tendrá misericordia de ellos, y a nuestro Dios, porque Él perdonará gratuitamente». Este pasaje sugiere que incluso los malvados pueden volverse a Dios, lo que implica un potencial de arrepentimiento y búsqueda del Señor.
En el Nuevo Testamento, Jesús mismo invita a los buscadores, diciendo en Mateo 7:7-8: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá la puerta. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá la puerta». Esta invitación es universal, lo cual indica que la capacidad de buscar y encontrar a Dios está al alcance de todos.
Hechos 17:26-27 proporciona más pruebas de este llamado a buscar a Dios: «De un solo hombre hizo todas las naciones, para que habitaran toda la tierra; y señaló sus tiempos señalados en la historia y los límites de sus tierras. Dios hizo esto para que lo buscaran y tal vez lo alcanzaran y lo encontraran, aunque no está lejos de ninguno de nosotros». Este pasaje indica que buscar a Dios es un propósito de la existencia humana, accesible a todas las personas. Hebreos 11:6 afirma: «Y sin fe es imposible agradarle, pues quien quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que recompensa a los que le buscan». Dios espera que nos acerquemos y lo busquemos; le agrada que lo hagamos. De nuevo, esto es para quien quiera acercarse, claramente es una posibilidad para todos los hombres.
En resumen, aunque la doctrina de la Depravación Total enseña correctamente los efectos omnipresentes del pecado y la necesidad de la humanidad de la intervención divina, es esencial reconocer que la gracia de Dios, a través de diversos medios proporcionados a lo largo de la historia, les permite a los individuos responderle positivamente. Por esta razón es tan importante declarar el Evangelio y orar para que el Espíritu Santo convenza a los que no creen. El sentido innato de la presencia de Dios, la ley, el Evangelio y la obra del Espíritu Santo contribuyen colectivamente con nuestra capacidad de volvernos hacia Dios, de buscarlo y abrazar la salvación ofrecida a través de Jesucristo.
Los numerosos versículos bíblicos en los que se le pide al hombre que busque a Dios sugieren que el ser humano tiene cierta capacidad para responder al impulso divino. Como se ha señalado, pasajes como Deuteronomio 4:29, Isaías 55:6-7 y Mateo 7:7-8 implican que la búsqueda de Dios está dentro de la capacidad humana cuando se persigue con un arrepentimiento genuino. Las invitaciones universales extendidas por Jesús y los apóstoles afirman que la capacidad de buscar y encontrar a Dios está al alcance de todos, lo cual enfatiza la cercanía y accesibilidad de Dios a la humanidad.
Aunque los calvinistas pueden argumentar que estos buscadores de Dios son los elegidos, predestinados a la regeneración, esta interpretación requiere leer el texto más allá de su significado simple. La narración bíblica presenta a un Dios que desea fervientemente que todos lo busquen y juzga a los que deciden no hacerlo. La disponibilidad de la gracia de Dios, la ley escrita en nuestros corazones y el llamado universal a buscarlo, indican que las disposiciones de Dios a lo largo de la historia son suficientes para permitir que le demos una respuesta positiva, incluso en nuestro estado caído.
En definitiva, la doctrina de la Depravación Total pone de relieve nuestra profunda necesidad de la gracia de Dios y de la obra regeneradora del Espíritu Santo. Sin embargo, las numerosas exhortaciones bíblicas a buscar a Dios demuestran que esta gracia se nos extiende activamente a todos, permitiendo una búsqueda genuina de una relación con Él. Esta perspectiva resuelve la tensión entre la incapacidad humana y los mandatos divinos, mostrando que, por la gracia de Dios, estamos invitados y capacitados para buscarlo y encontrarlo.
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[1] Sproul, R.C. ¿Qué es la Teología Reformada? Ediciónreempaquetada, Baker Books, 2016.
[2] Calvino, Juan. Institutos de la Religión Cristiana. Traducidopor Henry Beveridge, Eerdmans, 1957.
[3] El Dios que Justifica, Bethany House, 2001.
[4] Edwards, Jonathan. La Libertad de la Voluntad. Dover Publications, 2012.
[5] Versículos sobre “El Justo”: Salmo 1:5-6, Salmo 5:12, Salmo 7:9, Salmo 11:5, Salmo 14:5, Salmo 31:18, Salmo 34:15, Salmo 37:16-17, Salmo 55:22, Salmo 58:10-11, Salmo 64:10, Salmo 68:3, Salmo 69:28, Salmo 92:12, Salmo 97:11-12, Salmo 112:4, Salmo 118:20, Proverbios 10:3, Proverbios 11:5-6, Proverbios12:3, Proverbios 12:10, Proverbios 12:26, Proverbios 13:5-6, Proverbios 13:9, Proverbios 14:9, Proverbios 15:6, Proverbios18:10, Proverbios 21:12, Proverbios 24:15-16, Proverbios 29:6, Eclesiastés 3:17, Isaías 3:10, Isaías 26:2, Isaías 32:16-17, Isaías 33:15-16, Isaías 45:8, Isaías 57:1-2, Isaías 60:21, Ezequiel 3:21, Ezequiel 18:24, Ezequiel 33:12-13, Daniel 12:3, Habacuc 2:4, Sofonías 2:3, Malaquías 3:18, Mateo 13:43, Mateo 25:37, Lucas 1:6, Lucas 14:14, Lucas 18:9, Lucas 20:20, Romanos 1:17, Romanos 2:13, Romanos 4:3, Romanos 5:7, Gálatas 3:11, 1 Timoteo 1:9, Hebreos 10:38, 1 Pedro 3:12, Santiago 5:16.
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