Estas 10 respuestas te ayudarán a refutar los argumentos utilizados habitualmente por el movimiento homosexual para forzar el “matrimonio” entre personas del mismo sexo.
1. “Somos iguales ante la ley, así que nos casamos”
Es cierto que todos somos iguales ante la ley. Esta igualdad; sin embargo, es jurídica, no biológica. No elimina ni puede eliminar las diferencias anatómicas, fisiológicas y psicológicas entre los sexos que crean las condiciones para el matrimonio y constituyen su fundamento natural.En cuanto al matrimonio, la igualdad jurídica significa que todas las personas con capacidad natural para contraer matrimonio tienen derecho a hacerlo. Esta igualdad jurídica no crea las condiciones biológicas requeridas por la naturaleza para el matrimonio. Ahora bien, el acto conyugal está intrínsecamente relacionado con el matrimonio y la naturaleza exige dos individuos de sexos opuestos para su realización. Este requisito natural falta totalmente en dos personas del mismo sexo que desean contraer matrimonio, por lo que no se aplica el principio de igualdad ante la ley.
2. “Los homosexuales nacen así”
El argumento de que los homosexuales “nacen así” ha llevado a la búsqueda de un gen homosexual. Tres proyectos de investigación han sido comúnmente malinterpretados para apoyar esa conclusión, a saber, los del Dr. Simon LeVay, los Drs. J. Michael Bailey y Richard C. Pillard, y el Dr. Dean Hamer.La Asociación Médica Católica resume los hechos en Homosexualidad y esperanza: “Los medios de comunicación han promovido la idea de que ya se ha descubierto un “gen gay”... pero, a pesar de varios intentos, ninguno de los estudios tan publicitados... ha sido replicado científicamente. Varios autores han revisado minuciosamente estos estudios y han descubierto que no solo no demuestran una base genética para la atracción hacia el mismo sexo, sino que los informes ni siquiera contienen tales afirmaciones...”“Si la atracción hacia el mismo sexo estuviera determinada genéticamente, cabría esperar que los gemelos idénticos fueran idénticos en su atracción sexual. Sin embargo, existen numerosos informes de gemelos idénticos que no son idénticos en sus atracciones sexuales”.
3. “Los actos homosexuales entre adultos que consienten no hacen daño”
El consentimiento no legitima necesariamente un acto. La moralidad de un acto no depende solo de la intención y el consentimiento de quienes lo realizan; el acto también debe ajustarse a la ley moral. Por lo tanto, el consentimiento mutuo de las parejas homosexuales nunca puede legitimar los actos homosexuales, los cuales son desviaciones antinaturales del acto sexual, de su finalidad verdadera y natural. Los actos homosexuales consentidos hacen daño, la propagación de la homosexualidad socava la moralidad pública y la familia. Hace “daño” al bien común de la sociedad y a la perpetuación de la raza humana. Somos seres sociales, John Donne declaró con razón que ningún hombre es una isla. Como seres sociales, no podemos desvincularnos de la sociedad ni de su decadencia. Si no luchamos hoy por el matrimonio tradicional, cuando doblen las campanas de la muerte de nuestra sociedad disoluta, nadie debería preguntarse por quién doblan las campanas, tocarán por nosotros.
4. “Lo que hacemos en privado no es asunto de nadie”
La intimidad del hogar es, sin duda, sagrada pero no absoluta. Cuando un acto malvado se hace en público, el escándalo subsiguiente agrava su maldad intrínseca. Sin embargo, un acto malvado no se convierte en bueno cuando se realiza en privado, su naturaleza maligna permanece inalterada.Aunque los actos homosexuales son más graves cuando son públicos, siguen siendo “intrínsecamente malos” cuando se realizan en privado. Del mismo modo, la inviolabilidad del hogar no protege actos inmorales y socialmente destructivos como la prostitución infantil, la poligamia y el incesto.
5. “La moralidad no es asunto del gobierno”
Según el derecho natural, el Estado tiene el deber de defender la moralidad pública. Esto no significa que el Estado deba imponer la práctica de toda virtud y proscribir la práctica de todo vicio, como supuestamente intentan los ayatolás de hoy. Más bien significa que, al legislar sobre cuestiones morales, el gobierno debe decidir cuándo algo afecta directamente al bien común y entonces legislar para favorecer la virtud y obstruir el vicio.Dado que la homosexualidad, el adulterio, la prostitución y la pornografía socavan los cimientos de la familia, base de la sociedad, el Estado tiene derecho a utilizar su poder coercitivo para proscribirlos o restringirlos en interés del bien común.
6. “El “matrimonio” entre personas del mismo sexo no amenaza al matrimonio tradicional, pueden coexistir uno al lado del otro”
El “matrimonio” entre personas del mismo sexo destruye la integridad del verdadero matrimonio al convertir el matrimonio tradicional en una especie dentro del género matrimonio. Este amplio género matrimonial abarcaría supuestamente al matrimonio tradicional, las uniones homosexuales o heterosexuales y cualquier otra relación nueva y extraña que pudiera surgir. Este nuevo género de “matrimonio”; sin embargo, no es matrimonio.El matrimonio es el vínculo permanente y sagrado que une a un hombre y una mujer que desean constituir una familia y afrontar juntos las pruebas de la vida. El matrimonio implica dedicación desinteresada, devoción y sacrificio. El matrimonio y la familia son instituciones sagradas que fomentan el bien común de la sociedad.La legalización del “matrimonio” entre personas del mismo sexo y su equiparación con el matrimonio tradicional subvierte y destruye este último. Cuando la autoridad pública y la sociedad en general niegan la singularidad del verdadero matrimonio y su insustituible contribución al bien común, y cuando los individuos pueden encontrar sus incentivos y recompensas legales más fácilmente en falsificaciones, entonces el verdadero matrimonio está en vías de extinción.
7. “El “matrimonio” entre personas del mismo sexo es una cuestión de derechos civiles, no de moralidad”
Esto equivale a afirmar que los derechos civiles no tienen nada que ver con la moralidad, lo cual no es cierto. Aunque hoy día muchos disocian la expresión “derechos civiles” de la moral, lo cierto es que no puede haber “derechos civiles” sin un fundamento moral.Las acciones del hombre deben ajustarse a la recta razón y a la ley natural. “No se puede decir ni concebir nada más insensato que la idea de que, como el hombre es libre por naturaleza, está exento de la ley”. La moral es más amplia que la ley, esta debe justificarse en la moral. Las leyes que no se fundamentan en la moral no tienen razón de ser, ya que las leyes existen para el buen orden de la sociedad. En su famoso tratado sobre el derecho natural, el P. Taparelli D'Azeglio afirma:“El orden moral es la base de la sociedad, porque todo deber se funda en un orden moral que resulta del orden natural. Ahora bien, el orden es la regla natural para el intelecto. En el intelecto, el orden es simplemente verdad, y en la medida en que obliga a la voluntad, el orden es bondad”.
8. “La Iglesia permite que se casen personas estériles, por lo que debería permitir el “matrimonio” entre personas del mismo sexo”
Este argumento es utilizado con frecuencia por los activistas homosexuales “católicos”. No hay comparación posible entre la esterilidad natural de una pareja casada y la esterilidad antinatural de una unión homosexual.En el primer caso, el acto conyugal realizado por marido y mujer tiene la posibilidad de engendrar una nueva vida. La concepción puede no producirse debido a alguna disfunción orgánica de alguno de los cónyuges o debido a los períodos naturales de esterilidad de la esposa. Esta falta de concepción deriva de razones accidentales o circunstanciales. Así que en los casos de esterilidad accidental y no deseada de los cónyuges, nada se hace para frustrar la finalidad del acto conyugal. En el acto homosexual; sin embargo, la esterilidad no es accidental. Proviene de la propia fisiología del acto, el cual es infértil por naturaleza. Como afirma un documento del Vaticano del 2003:“Tales uniones [homosexuales] no son capaces de contribuir de manera adecuada a la procreación y supervivencia de la raza humana. La posibilidad de utilizar métodos de reproducción artificial recientemente descubiertos, más allá de implicar una grave falta de respeto a la dignidad humana, en nada altera esta inadecuación”.
9. “Prohibir el “matrimonio” homosexual es una discriminación”
No es discriminación. “La negación del estatuto social y jurídico del matrimonio a formas de convivencia que no son ni pueden ser matrimoniales no se opone a la justicia; al contrario, la justicia lo exige”.
10. “Es injusto no permitir que los homosexuales se casen entre sí, obligándolos a practicar la castidad a regañadientes”
Como enseña San Pablo, los impuros no entrarán en el Reino de los Cielos. Toda persona está obligada a practicar la castidad según su estado de vida. Esta obligación procede de la ética natural y de la moral revelada, y la Iglesia no puede cambiarla. Los cónyuges casados deben vivir castamente observando la fidelidad matrimonial y los solteros deben vivir castamente, absteniéndose de tener relaciones sexuales.Si una persona carece de las condiciones físicas, psíquicas o de otro tipo para contraer matrimonio, debe practicar la castidad perfecta en el celibato. No solo hay gloria en elegir el celibato por amor al Reino de los Cielos, sino que también hay mérito en aceptar la castidad que imponen las circunstancias como medio de someterse a la santa voluntad de Dios.
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