Mi artículo «Justificar el mal comportamiento con una mezcla de bien» (13 de junio de 2011) fue una respuesta introductoria a un largo correo electrónico que recibí de un defensor de la homosexualidad, en el cual el Sr. Himes argumenta a favor de la normalidad y moralidad de los homosexuales en varios niveles. Él empezó argumentando que estos son buenas personas y que el comportamiento homosexual no hace ningún daño; por mi parte, yo señalé que todas las buenas personas, incluso las grandes personas, hacen cosas malas, y la homosexualidad sí hace daño.
Siempre me sorprende cuando los homosexuales intentan utilizar la Biblia para apoyar la homosexualidad, esto es imposible. He aquí algunos de los argumentos del Sr. Himes y mis respuestas:
El Antiguo Testamento de la Biblia, LA ANTIGUA LEY DE MOISÉS (que es simplemente historia y no ley para un VERDADERO CRISTIANO), habla de que la homosexualidad no era bien vista porque, en aquella época, Dios quería poblar la tierra y el sexo homosexual era un «conflicto de intereses» para ese objetivo. No se consideraba una abominación en absoluto; solo una aversión temporal de Dios en aquella época. Esto me lo contaron líderes de la fe judía.
¿Dónde dice esto en la Biblia? En ninguna parte. Son rumores, la opinión (según admite el propio Sr. Himes) de algunos «líderes de la fe judía», no dice quiénes son esos líderes. Puedo asegurarle al Sr. Himes que hay otros líderes de la fe judía que estarían vehementemente en desacuerdo. Por ejemplo, el rabino Dr. Immanuel Jakobovits, en su entrada Homosexualidad en la Enciclopedia Judaica, describe la opinión tradicional de esta manera:
La ley judía... rechaza la opinión de que la homosexualidad deba considerarse simplemente como una enfermedad o como moralmente neutral.... La ley judía sostiene que ninguna ética hedonista, aunque se llame «amor», puede justificar la moralidad de la homosexualidad, como tampoco puede legitimar el adulterio o el incesto, por muy genuinamente que tales actos se realicen por amor y de mutuo acuerdo.
La afirmación del Sr. Himes de que la homosexualidad «no se consideraba en absoluto una abominación» es una rotunda contradicción de la Biblia: «No te acostarás con varón como con mujer; es abominación» (Lv 18:22; 20:13). Abominación es un término de fuerte desaprobación en hebreo (to'evah). Se emplea cinco veces en Levítico 18 (vv. 22, 26, 27, 29, 30) y una vez en 20:13. «Es más común en Deuteronomio (17 veces), en Proverbios (21 veces) y en Ezequiel (43 veces). Otros autores la utilizan con menos frecuencia. Proviene de una raíz que significa 'odiar' o 'aborrecer'. Una abominación es literalmente algo detestable y odiado por Dios (por ejemplo, Pr 6:16; 11:1)". [1]
La moral del Nuevo Testamento se basa en la moral del Antiguo Testamento. Por ejemplo, el mayor mandamiento (Mt 19:19; Mk 12:31; Lc 10:27; Ro 13:9; Gá 5:14; Sg 2:8) es en realidad una cita del Antiguo Testamento: «No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy el Señor» (Lv 19:18). Observe que este mandamiento de amor está intercalado entre capítulos que describen la homosexualidad como una «abominación». Esto significa que amar al prójimo no siempre significa amar lo que hace el prójimo, especialmente cuando ese comportamiento es condenado en la Biblia.
Luego, en EL NUEVO TESTAMENTO, ninguno de los 12 discípulos originales mencionó jamás la homosexualidad. . . . JESUCRISTO tampoco mencionó la homosexualidad y usted pensaría que si la homosexualidad fuera un pecado tan grande y MALO, como su clase afirma, que JESUCRISTO (EL MAESTRO MÁS GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS) ¡¡¡habría mencionado este tema POR LO MENOS UNA VEZ!!! JESÚS menciona pecados como el adulterio, la fornicación, robar, mentir, adorar ídolos (como el dinero, la fortuna y la fama), chismorrear y específicamente JUZGAR A LOS DEMÁS en Mateo 7:1-10. Quizás los de tu clase deberían leer más sobre estos pecados, ya que a los heterosexuales se les ve cometer estos pecados a cada hora. Como dije antes, JESÚS no menciona la homosexualidad ... ¡¡¡ni de cerca el tema!!!
Un argumento estándar contra la prohibición bíblica de la homosexualidad es que Jesús nunca la menciona. El Sr. Himes añade los «12 discípulos originales». Jesús no condenó la violación (Dt 22:25-26), el sexo con animales (Éx 22:29), el sexo con menores, el incesto (Lv 18:6-18), el aborto (Éx 21:22-25), el secuestro (Dt 24:7), el incendio provocado (Éx. 22:6), o hacerles zancadillas a los ciegos (Lv 19:14); por lo tanto, Jesús no debe haberse opuesto a la violación, al incesto, al bestialismo, al sexo con menores, al aborto o a hacerle zancadillas a los ciegos. Este es un argumento terrible y; sin embargo, es utilizado una y otra vez por los defensores de los homosexuales.
La Biblia define las relaciones sexuales «naturales» en Génesis 2:18-25. Todo lo que se salga de la norma es anormal. Cualquier cosa fuera de la norma es anormal. Jesús confirma el modelo de la creación en Mateo 19:4-6 y, por definición, condena cualquier otro tipo de relación sexual: «¿No habéis leído que el que los creó desde el principio los hizo varón y hembra, y dijo: 'Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne'? 'Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre'».
Si mi esposa les decía a mis hijos cuando eran más pequeños: «Quédense en la casa mientras su papá arregla el techo», no tenía que seguir diciendo, «no salgan». La norma positiva (quédense en casa) implica la prohibición negativa (no salgan). La señal de límite de velocidad que dice «55» incluye cualquier velocidad superior a «55», sin decir nunca no vaya a «65 millas por hora». Basándonos únicamente en el relato del Génesis, no hay necesidad de ni un solo versículo que condene la homosexualidad (Gn 1:26-28; 2:18-25). Afirmar la relación heterosexual -un hombre con una mujer- condena la relación homosexual por definición. Una vez establecida la norma, cualquier desviación es, por definición, anormal, antinatural y pecaminosa.
¿Qué hay de la afirmación del Sr. Himes sobre «no juzgar»? Paul Copan escribe en «Cierto para ti, pero no cierto para mí»: «Se ha dicho que el versículo bíblico más citado ya no es Juan 3:16, sino Mateo 7:1: “No juzguéis, o también vosotros seréis juzgados”». Yo añadiría que es el versículo más citado erróneamente por quienes citan la Biblia solo cuando creen que ayuda a su causa.
Sin embargo, no podemos citarlo a la ligera sin entender lo que Jesús quiso decir. Cuando Jesús condenó el juzgar, no estaba implicando en absoluto que nunca deberíamos juzgar a nadie. Después de todo, unos versículos más adelante, Jesús mismo llama a ciertas personas «cerdos» y «perros» (Mt 7:6) y «lobos con piel de oveja» (7:15). Cualquier acto de disciplina eclesiástica (1 Co 5:5) y de reprensión a los falsos profetas (1 Jn 4:1) requiere juicio.[2]
Jesús dijo: «No juzguéis para que no seáis juzgados» (Mt 7:1; Lc 6:37). Pero también dijo: «Juzgad con justo juicio» (Jn 7:24; véase Dt. 16:18). Estas no son afirmaciones contradictorias, ya que el contexto de las palabras de Jesús en Mateo 7 nos dice lo que Él quiere decir con «no juzgar» y lo que significa juzgar con «justo juicio». Jesús estaba condenando a aquellos que juzgan usando dos estándares de moralidad, un estándar para el juez y otro para el acusado. La Biblia sostiene -tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento- que el estándar de juicio debe ser igual para ambas partes (Nm 15:16). «Porque según como juzguéis, seréis juzgados; y según vuestro patrón de medida, os será medido» (Mt 7:2).
En esencia, nadie está por encima de la ley, ni siquiera los que la hacen y la aplican. Los fariseos demostraron un sistema basado en dos estándares de justicia: «Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos mismos no están dispuestos a moverlas ni con un dedo». (Mt 23:4)
Si el concepto de «no juzgar» se llevara a su conclusión lógica, habría que cerrar todos los juzgados del país, despedir a todos los jueces y mandar de paseo a todos los abogados. Esto no dice nada del Tribunal Supremo y del Congreso, dos instituciones que se ocupan del juicio a escala nacional.
Pablo, quien nunca conoció, habló ni siguió a JESUCRISTO personalmente, era un judío tremendamente dedicado, antes de su repentina «revelación de Cristo». Esto es bien conocido por todos los eruditos de la Biblia que han estudiado verdaderamente la historia de Pablo y del Cristianismo. Pablo sentía que JESUCRISTO iba a volver durante su vida y pensaba que la gente ¡¡¡NO DEBÍA CASARSE EN ABSOLUTO!!!
Los argumentos del Sr. Himes se hacen más y más delgados. He omitido algunos de ellos porque son extraños y no vale la pena responderlos. ¡Quién sabe dónde encontró algunas de estas cosas!
Cualquiera que esté familiarizado con el Nuevo Testamento sabe que Pablo sí se encontró con Jesús (Hc 9:3-9; 22:6-21).Escribiéndoles a los Corintios, Pablo pregunta: «¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?» (1 Co 9:1). Todas estas preguntas requieren una respuesta afirmativa. Más adelante en 1 Corintios, Pablo afirma:
Porque os he enseñado como cosa de mayor importancia lo que yo también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales permanecen hasta ahora, pero algunos se han dormido; luego se apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; y por último, como a un intempestivo, se me apareció también a mí. (1 Cor. 15:3-8)
Por supuesto, todos los escritores del Nuevo Testamento creían que Jesús iba a regresar durante su vida, porque Jesús dijo que iba a regresar durante su vida (Mt 24:34) y así fue. He escrito sobre este tema tantas veces que no voy a repetir mis argumentos aquí. Si está interesado, vea mis libros «¿Vendrá Jesús pronto?» y « La locura de los últimos días». Pablo no creía que Jesús fuera a volver en su vida; lo sabía (1 Co 1:7; 10:11).
Las instrucciones de Pablo con respecto al matrimonio no se desvían de la norma bíblica: «Pero a causa de las inmoralidades, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio marido. El marido debe cumplir su deber para con su mujer, y así también la mujer para con su marido» (1 Co 7:2-3). No hay ningún indicio de que se aprueben las relaciones homosexuales o su matrimonio. Pablo no le prohíbe a nadie casarse. Deja claro que algunos de sus consejos son opiniones «no órdenes» (v 6). Compárese con sus comentarios sobre las instrucciones del Señor (v 10), son mandatos y uno de esos mandatos es que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
La «angustia presente» (1 Co 7:26) se refiere a la «gran tribulación» que Jesús predijo que ocurriría antes de que pasara «esta generación» (Mt 24:15-22). En esta sección de las Escrituras, Jesús hace referencia en particular a «las que estén encintas y a las que estén amamantando en aquellos días». (24:19). Iba a ser una época difícil para las familias con hijos, por lo que debía considerarse la posibilidad de posponer el matrimonio, dado el hecho de que «el misterio del desafuero ya está en marcha» (2 Ts. 2:7), es decir, ya estaba en marcha en tiempos de Pablo. Se avecinaba una gran persecución nerónica que involucraría a muchos cristianos.
Entonces [Pablo] pensó que ¡¡¡NO SE DEBÍA PERMITIR QUE LAS MUJERES ENTRARAN EN UNA IGLESIA!!! Pablo, por supuesto, fue el fundador de la horriblemente malvada y corrupta IGLESIA CATÓLICA, ¡¡¡que niega la admisión de monjas en la iglesia durante los servicios HOY!!! Entonces ¿qué validez posee Pablo en cuanto a su afirmación de ser un auténtico seguidor y maestro de las lecciones que JESÚS enseñó???
El Sr. Himes sigue confundido. No había edificios de iglesias en los días de Pablo. Las mujeres eran parte de las reuniones de la iglesia desde antes de Pentecostés y más allá: «Todos estos, unánimes, oraban sin cesar, con las mujeres, con María la madre de Jesús y con sus hermanos». (Hc 1:14)
Pablo no tuvo nada que ver con la fundación de la Iglesia Católica Romana, la cual no «niega la admisión de monjas en la iglesia durante los servicios HOY». Yo me crié en la Iglesia Católica Romana y puedo asegurarle al Sr. Himes que siempre se permitió la presencia de monjas en los servicios religiosos. No estoy defendiendo a la mencionada Iglesia. No hay ninguna prohibición en las Escrituras para monjas ni sacerdotes. Ciertamente Pablo nunca escribió nada sobre una orden especial femenina de monjas, tampoco hay un requisito de que los hombres que sirven como ministros (sacerdotes en la Iglesia Católica Romana) no deban casarse, tal doctrina va en contra de todo lo que enseña la Biblia. Aarón era un sumo sacerdote en Israel y estaba casado y tenía hijos. Pedro, quien se supone que fue el primer Papa de la Iglesia, estaba casado (1 Co 9:5). El Sr. Himes está completamente confundido.
____________________
[1] Gordon J. Wenham, The Book of Leviticus (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1979), 259.
[2] Paul Copan, «True For You, But Not For Me»: Deflating the Slogans that Leave Christians Speechless (Minneapolis, MN: Bethany, 1998), 32.E
Comments