Homosexualidad - realidad y ficción
- Joseph P. Gudel
- 14 mar
- 20 Min. de lectura
Resumen
Si la homosexualidad no es un estilo de vida normal ni saludable -como creo que demuestra este artículo-, lo más amoroso que podemos hacer es ayudar a los homosexuales a darse cuenta de ello y ofrecerles nuestra ayuda y aliento. Sin embargo, millones de personas en nuestra sociedad creen que la homosexualidad es un estilo de vida alternativo sano y aceptable. Este debate sobre la aceptación de la homosexualidad en nuestra cultura se ha visto enturbiado por muchas tergiversaciones e inexactitudes, las cuales incluyen la afirmación de que el diez por ciento de todos los estadounidenses son homosexuales (en realidad la cifra está más cerca del uno o dos por ciento), que todos los psiquiatras y psicólogos competentes creen que la homosexualidad es un estilo de vida saludable (la mayoría no lo cree), que los homosexuales nacen así (la mayoría de los terapeutas no están de acuerdo) y que no pueden cambiar su preferencia sexual (refutado por numerosos relatos en los que los homosexuales se han convertido a la heterosexualidad). Es tarea del cristiano señalar que, aunque la homosexualidad es un pecado, todos somos pecadores y hay perdón y liberación para todos los que acuden a Jesucristo.
"¡La gente debe vivir y dejar vivir!"
"A cada uno lo suyo, que vivan como quieran".
"Dejen que los gays tengan su libertad".
"Lo que te haga feliz, vívelo "1.
Comentarios como estos se escuchan a menudo cuando se habla de homosexualidad. El debate sobre el tema y los derechos de los homosexuales no ha dejado de crecer en las dos últimas décadas y no dejará de hacerlo.
En el curso de este debate; sin embargo, se le han difundido al público numerosas inexactitudes, medias verdades, falacias y propaganda abierta como una verdad incontestable. El propósito de este artículo es examinar estas afirmaciones y separar la realidad de la ficción. Antes de que alguien pueda dar respuestas inteligentes y compasivas, hay que aclarar y enfocar las preguntas. Creo que, una vez hecho esto, el lector imparcial podrá estar de acuerdo con la analogía hecha por el Dr. James D. Mallory, psiquiatra y director del Atlanta Counseling Center: "Un médico sería culpable de mala praxis si no le advirtiera a un diabético de su estado porque no quisiera herir sus sentimientos. Simplemente dejar que la persona siga comiendo carbohidratos en exceso sin el tratamiento adecuado la condena a un empeoramiento de su estado físico. El acto más cariñoso que se puede hacer es señalar que existe una anomalía y ofrecer ayuda. Esto debe hacerse -pero no con un espíritu de condena- con la homosexualidad".2
¿Homofobia?
La homofobia se define en The Kinsey Institute New Report on Sex como el "miedo, aversión u odio a los homosexuales".3 La palabra griega phobia denota un "miedo irracional". La palabra homo significa literalmente "igual", pero se utiliza con frecuencia como forma abreviada de homosexual, es decir, alguien que se siente atraído sexualmente por su propio sexo. Así que, estrictamente hablando, la homofobia denota un miedo u odio irracional hacia los homosexuales. Sin embargo, el movimiento por los derechos de los homosexuales (y, en general, los medios de comunicación) coloca esta etiqueta a todo el que se oponga a cualquiera de las metas y objetivos del movimiento; concretamente, a cualquiera que se oponga a la plena aceptación del estilo de vida homosexual como saludable y "normal".
Si bien es cierto que hay muchas personas que odian o temen irracionalmente a los homosexuales, decir que cualquiera que se oponga al estilo de vida homosexual o no esté de acuerdo con la agenda política de los derechos de los homosexuales es un homófobo, es sencillamente falso. Esta táctica pretende claramente desviar la atención del argumento y centrarla en la persona. Como veremos a continuación, hay muchos que se oponen a la homosexualidad por motivos psicológicos, sociológicos, médicos y morales.
¿El diez por ciento de la población?
Quizás la estadística más fascinante citada (constante y confiadamente) en la investigación de la homosexualidad es que el diez por ciento de la población de Estados Unidos es homosexual. La implicación es que esto es probablemente igual de cierto en la mayoría de las demás sociedades. Digo que es fascinante porque prácticamente nadie sabe (o por lo menos cita) de dónde procede esta estadística.
El Family Research Institute se pregunta: "¿Cuántos homosexuales hay? USA Today dijo '25 millones de gays y lesbianas' (13/11/91) [es decir, alrededor del 10% de la población estadounidense]. The Washington Times dijo que 'el 10% de los hombres americanos son homosexuales y el 5% de las mujeres son lesbianas' (19/11/91). La Asociación Americana de Psicología asegura que la homosexualidad es 'una orientación que se encuentra sistemáticamente en alrededor del diez por ciento de la población masculina y aproximadamente en el cinco por ciento de la población femenina' (2/6/89)".4
Esta misma semana, mientras me preparaba para redactar este artículo, vi "Teen Connection", un programa de la radiotelevisión pública.5 Su tema era "Orientación sexual" con un panel formado por un adolescente homosexual, la madre del chico, una joven lesbiana y un "consejero" homosexual adulto. En el transcurso de una hora se citó tres veces la cifra del diez por ciento, aduciéndose como prueba de cuánta gente ahí afuera necesita nuestro aliento y comprensión; además, contaban con un panel de teléfonos para los que tenían preguntas o necesitaban asesoramiento. Yo llamé y les pregunté de dónde procedía la cifra del diez por ciento y la señora con la que hablé no lo sabía, tampoco otro consejero telefónico a quien le había preguntado.
La verdad es que esta estadística del diez por ciento procede de un informe publicado hace más de 40 años: el famoso estudio de 1948 dirigido por William Kinsey.6 El único problema de este informe es que sus conclusiones estaban terriblemente viciadas por la metodología utilizada para recoger la muestra supuestamente representativa de la población estadounidense.7
¿Por qué eran erróneas sus conclusiones? Por varias razones, la primera y más importante es que aproximadamente el 25 por ciento de los 5.300 individuos que Kinsey estudió eran reclusos de prisiones, "que por la naturaleza de su confinamiento, no podían tener relaciones heterosexuales". Además, el 44% de estos reclusos habían tenido experiencias homosexuales durante su estancia en prisión.8 Difícilmente se trataba de una muestra representativa de la población estadounidense. Además, había otros defectos importantes en el grupo seleccionado para la investigación. Kinsey admitió que en su muestra se utilizaron "varios cientos de prostitutos". Esto por sí solo supondría una gran diferencia en sus conclusiones.9
Asimismo, había claramente un "sesgo voluntario". Al intentar seleccionar un grupo representativo con el cual trabajar, no basta con poner un anuncio y aceptar a cualquiera que responda. La investigación ha demostrado que las personas que responden a un estudio tan íntimo como el que estaba realizando Kinsey no son representativas de la población general. De hecho, el respetado psicólogo Abraham Maslow se lo señaló a Kinsey antes de que se publicaran sus conclusiones, pero este se negó a escucharlo.10
Para empeorar las cosas, las personas que hacen referencia a este estudio antiguo y defectuoso no lo citan con exactitud. Kinsey no dijo que el 10% de toda la población estadounidense fuera homosexual. Más bien afirmó que el diez por ciento de los varones blancos estadounidenses eran "más o menos" exclusivamente homosexuales durante al menos tres años de su vida entre los 16 y los 65 años. La estadística para las mujeres era del cinco por ciento. El porcentaje real de los que se pensaba que eran exclusivamente homosexuales durante toda su vida era solo del cuatro por ciento de los hombres y del dos o tres por ciento de las mujeres, todo ello basado en su muestra supuestamente representativa de la población.11
¿Cuáles son las cifras reales hasta donde podemos saber hoy? Un estudio reciente sobre hombres realizado entre 1984 y 1987 por David Forman, científico jefe del Radcliffe Infirmary (Oxford, Inglaterra), reveló que solo el 1,7% de la muestra estudiada había mantenido alguna vez relaciones homosexuales.12 Un estudio aún más reciente, realizado en la Universidad de Chicago en 1989 y presentado en la reunión de 1990 de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, arrojó una cifra "inferior al 1% exclusivamente homosexual".13
¿Son significativos estos resultados? Bueno, son significativos por lo menos para aclarar el alcance real o los parámetros del debate. Hay una gran diferencia entre el uno o el dos por ciento de la población que es homosexual y el diez por ciento de la población. Evidentemente, cuanto mayor sea el porcentaje de homosexuales, mayor será la influencia de los defensores de los derechos de los homosexuales.
¿Es la homosexualidad una enfermedad? ¿Es "normal"?
Un asunto aún más importante; sin embargo, es si la homosexualidad constituye un comportamiento patológico. ¿Es una enfermedad? Los grupos de defensa de los derechos de los homosexuales afirman continuamente que los homosexuales son tan "normales" como los heterosexuales, que la homosexualidad no es una enfermedad ni un trastorno psicológico. Por ejemplo, Peri Jude Radecic, miembro de la National Gay and Lesbian Task Force (NGLTF), afirmó en el programa de noticias Nightline de la ABC: "La homosexualidad no es una enfermedad, no es algo que deba curarse. Somos personas normales, naturales y sanas".14
Además, estos grupos afirman universalmente que todos los psiquiatras y psicólogos competentes están de acuerdo en esto. Como prueba de ello, siempre se cita la desclasificación de la homosexualidad como trastorno mental por parte de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en 1973.
Antes de examinar la afirmación de que todos los psiquiatras y psicólogos competentes están de acuerdo en que la homosexualidad es normal y saludable, debemos analizar por un momento la decisión de la APA de 1973. Durante 23 años, la APA había catalogado la homosexualidad como trastorno mental. ¿Por qué se decidió, en ese momento concreto, que no era patológica?
No dispongo de espacio para analizar con detalle la historia que condujo a la decisión de la APA.15 No obstante, es un error pensar que solo se llegó a ella tras un debate desapasionado y erudito, y después de escuchar por igual a todas las partes implicadas. Además, es importante señalar que el voto de la APA no fue unánime.
En los tres años que precedieron a la reunión de 1973 de la APA, las reuniones nacionales anteriores habían sido interrumpidas repetidamente por activistas gays. En la reunión de 1970 en San Francisco, algunas sesiones fueron interrumpidas con gritos y abucheos, lo que prohibió cualquier discusión o debate racional.
En la reunión de 1971 de la APA en Washington, las amenazas y la intimidación consiguieron lo que no se pudo lograr con el debate. Ronald Bayer, en una obra que simpatiza con la homosexualidad y el movimiento por los derechos de los homosexuales, relata: "Utilizando credenciales falsificadas, los activistas gays accedieron a la zona de exposiciones y, al encontrarse con una exhibición que promocionaba técnicas de condicionamiento aversivo [es decir, castigar a un organismo cada vez que reacciona de una manera determinada] para el tratamiento de homosexuales, exigieron que se retirara. Se profirieron amenazas contra el expositor, a quien se le dijo que, a menos que desmontara su stand, este sería derribado. Tras frenéticas consultas entre bastidores, y en un esfuerzo por evitar la violencia, la dirección de la convención accedió a que se retirara el stand".16
Estas tácticas continuaron del mismo modo en la reunión nacional de la APA de 1972. Con este telón de fondo, los administradores de la asociación tomaron finalmente su controvertida decisión de 1973. Cuando se envió un referéndum al respecto a los 25.000 miembros de la APA, solo una cuarta parte de ellos devolvieron sus papeletas. El resultado final fue un 58% a favor de eliminar la homosexualidad de la lista de trastornos.
Cuatro años más tarde, el Dr. Charles Socarides -quien asistió a las reuniones y era un experto en el área de la homosexualidad, al haber tratado a homosexuales durante más de veinte años- describió el ambiente político que condujo a la votación de 1973. Escribe que, durante ese tiempo, "los grupos homosexuales militantes siguieron atacando a cualquier psiquiatra o psicoanalista que se atreviera a presentar sus conclusiones sobre la psicopatología [es decir, el estudio de los trastornos mentales desde todos los aspectos] de la homosexualidad ante reuniones nacionales o locales de psiquiatras o en foros públicos".17 En otro lugar, Socarides afirmó que la decisión de los administradores de la APA era "la tomadura de pelo médica del siglo".18
¿Era este el final del debate? ¿Estaba de acuerdo la gran mayoría de psiquiatras "competentes" con la decisión de la APA? En 1977 se encuestó a diez mil miembros de la APA al azar, preguntándoles su opinión al respecto. En un artículo titulado "¿Otra vez enfermos?" la revista Time resumió los resultados de la encuesta: "De los que respondieron, el 69% dijo que creía que 'la homosexualidad suele ser una adaptación patológica, en contraposición a una variación normal', el 18% se mostró en desacuerdo y el 13% no estaba seguro. Del mismo modo, mayorías considerables afirmaron que los homosexuales suelen ser menos felices que los heterosexuales (73%) y menos capaces de mantener relaciones maduras y afectuosas (60%). Un 70% afirmó que los problemas de los homosexuales tienen más que ver con sus propios conflictos internos que con la estigmatización por parte de la sociedad en general".19
¿Y hoy día ? ¿Se ha resuelto este asunto en la opinión y la investigación médicas actuales? A este respecto, el Dr. Stanton L. Jones, profesor de psicología del Wheaton College, afirma que existe una "mezcla de opiniones" entre los profesionales. Escribe: "Yo no consideraría la homosexualidad una psicopatología en la misma forma que la esquizofrenia o los trastornos fóbicos. Sin embargo, tampoco puede considerarse una 'variación del estilo de vida' normal, al igual que ser introvertido o extrovertido".20
Se puede debatir si la homosexualidad es o no un trastorno patológico, pero está claro que la decisión de 1973 de la APA no puede citarse como consenso médico de que la homosexualidad es una condición "normal". Más adelante en este artículo examinaré con cierto detalle la afirmación de que la homosexualidad es un estilo de vida saludable.
¿Se nace gay?
Quizás el mito más peligroso difundido hoy día por el movimiento pro-homosexualidad es que la ciencia moderna ha demostrado que la homosexualidad es innata e inmutable. Es decir, que los homosexuales nacen gays, igual que nacen zurdos o con los ojos azules. La deducción, por supuesto, es que si nacen así, entonces la homosexualidad no puede considerarse inmoral o antinatural; el homosexual simplemente sigue sus genes. Sin embargo, como dijo el congresista William Dennemeyer: "si la homosexualidad es una perversión de lo que es natural, entonces los homosexuales deben ver su propia conducta bajo una luz totalmente diferente y explicarla en términos menos satisfactorios".21
Resumir todos los descubrimientos relativos a la génesis de la homosexualidad va mucho más allá del alcance de este artículo. Sin embargo, las evidencias científicas de sus orígenes suelen clasificarse en términos de causas biológicas (es decir, genéticas/hormonales) o factores ambientales (por ejemplo, causas psicológicas, volitivas, etc.).
(1) Causas biológicas. La investigación más reciente que sugiere que la homosexualidad puede estar causada por factores biológicos apareció en 1991 con la publicación de algunos hallazgos preliminares del Dr. Simon LeVay, neurocientífico del Instituto Salk de Estudios Biológicos de San Diego. Su investigación consistió en estudiar los cerebros de 41 cadáveres, incluidos 19 varones homosexuales. Descubrió que "una pequeña zona, la cual se cree que controla la actividad sexual [el hipotálamo] tenía menos de la mitad de tamaño en los hombres homosexuales que en los heterosexuales".22
Muchos aprovecharon este estudio como "prueba irrefutable" de que los homosexuales nacen gays, algo que la comunidad homosexual lleva proclamando muchos años. Sin embargo, "en lugar de resolver el debate", sugiere un artículo de Newsweek, "es muy posible que los estudios lo hayan intensificado". Algunos científicos afirman no estar sorprendidos en absoluto por el hallazgo de LeVay sobre las diferencias cerebrales. Por supuesto que [la orientación sexual] está en el cerebro", afirma John Money, psicólogo de la Universidad Johns Hopkins, a veces llamado el decano de los sexólogos estadounidenses. La verdadera pregunta es: ¿Cuándo llegó ahí? ¿Fue prenatal, neonatal, durante la infancia, en la pubertad? Eso no lo sabemos".23
Otros problemas con sus conclusiones son: (1) los 19 hombres homosexuales habían muerto de SIDA, algo que muchos investigadores creen que podría explicar o contribuir a las diferencias; (2) no había forma de saber la historia sexual de los hombres "heterosexuales"; (3) no hay forma de determinar si los hipotálamos más pequeños eran la causa o el resultado de la homosexualidad; y (4) el Dr. LeVay, quien era homosexual, admitió que su estudio no era del todo un esfuerzo científico desapasionado.24
(2) Factores ambientales. Probablemente hay tantos psiquiatras y psicólogos, si no más, quienes creen que la homosexualidad surge de diversos factores ambientales. La mayoría de ellos afirman que las causas profundas de la homosexualidad son psicológicas, no biológicas. Sin embargo, los medios de comunicación no citan a estas personas con tanta frecuencia como a las otras ¿quizás por un sesgo pro-homosexual de los medios? Y la comunidad homosexual prácticamente nunca los reconoce, porque la mayoría de ellos quieren creer que nacieron así y que no tuvieron elección (consciente o subliminal) al respecto.
En todo caso, algunos de los investigadores y terapeutas más notables y respetados del mundo niegan que la homosexualidad esté determinada por factores biológicos. Por ejemplo, los terapeutas que ayudan a los homosexuales que no están satisfechos con su condición pueden citar un caso tras otro que demuestra que las experiencias negativas de la primera infancia son el factor común encontrado en casi todos sus pacientes. El factor vital aquí es que estas personas se criaron en un entorno familiar muy poco cariñoso, sin experimentar nunca el amor o la aceptación de su madre o de su padre, o en algunos casos de ambos. Según estos estudios, la reacción del niño a este rechazo y falta de cariño se formula a una edad muy temprana, normalmente antes de los cinco años. Las siguientes referencias ilustran estas conclusiones.
William H. Masters (codirector del Instituto Masters y Johnson), Virginia E. Brown y Robert C. Kolodny afirmaron categóricamente en su obra de 1982 Human Sexuality: "La teoría genética de la homosexualidad ha sido generalmente descartada en la actualidad".25
Robert Kronemeyer, en su obra Overcoming Homosexuality, escribe: “Salvo en raras excepciones, la homosexualidad no se hereda ni es el resultado de alguna alteración glandular o de la mezcla de genes o cromosomas. Los homosexuales se hacen, no nacen así. Creo firmemente que la homosexualidad es una respuesta aprendida a experiencias dolorosas tempranas y que puede desaprenderse. Para los homosexuales que no están contentos con su vida y encuentran una terapia eficaz, es 'curable' ” 26.
John DeCecco, profesor de Psicología en la Universidad Estatal de San Francisco y editor de la revista Journal of Homosexuality en 25 volúmenes, expresó la misma opinión en un artículo del USA Today de 1989: "'La idea de que las personas nacen con un único tipo de comportamiento sexual es totalmente absurda', dice John DeCecco.... La homosexualidad, dice, es 'un comportamiento, no una condición', y algo que algunas personas pueden cambiar y de hecho cambian, al igual que a veces cambian otros gustos y rasgos de la personalidad".27
Una cosa está clara: no es un hecho científico aceptado por todo el campo de la medicina que la homosexualidad sea causada única o principalmente por factores biológicos. Esto nos lleva a la pregunta que acabamos de plantear: ¿Pueden cambiar los homosexuales?
¿Es imposible el cambio?
La cuestión de si uno debería o no desear cambiar su preferencia sexual se abordará en breve, pero antes de examinar la conveniencia de cambiar, tenemos que averiguar si el cambio es siquiera posible. Digo que es importante investigar esto porque una gran cantidad de personas preocupadas por las cuestiones homosexuales niegan que esto sea una posibilidad.
Los miembros del movimiento por los derechos de los homosexuales, así como numerosos investigadores, psicoterapeutas, etc., rechazan cualquier intento de cambiar la orientación o preferencia sexual de los homosexuales. Rick Notch, un homosexual que en su día afirmó haberse convertido en ex gay, declaró en The Geraldo Show: "La única opción que tenemos es aprender a aceptarnos a nosotros mismos y encontrar la forma de llevar una vida responsable y moral "28. El Dr. Richard Isay, psiquiatra que dirige el comité de la APA sobre cuestiones homosexuales, afirmó lo mismo: "La orientación básica de un homosexual no puede cambiarse "29.
No obstante, incluso un examen superficial de los testimonios y estudios de casos disponibles demuestra que esto no es cierto. En primer lugar ¿están todos los demás psiquiatras y psicólogos de acuerdo con la afirmación de que el cambio no es posible? En absoluto. De hecho, la mayoría cree que el cambio es posible. William H. Masters y Virginia E. Johnson, quienes no son homófobos, escriben en su obra Homosexuality in Perspective: "Proporcionar apoyo terapéutico al hombre o mujer de orientación homosexual que desea convertirse o volver a la heterosexualidad, ha sido una parte integral de la práctica de la psicoterapia durante décadas "30.
Asimismo, en el Nuevo Informe sobre el Sexo del Instituto Kinsey (1990) encontramos la afirmación de que "la orientación sexual, ya sea heterosexual u homosexual, no se cambia fácilmente mediante ningún tipo de intervención" (el subrayado es nuestro).31 Así pues, aunque no es fácil, cambiar la orientación sexual es posible, lo que no podría ser el caso si la homosexualidad fuera innata e inmutable.
Lo anterior se confirmó en un segmento reciente del programa 20/20 de la cadena ABC, que contaba una historia sobre el Dr. Joseph Nicolosi, un psicólogo y psicoterapeuta que lleva varios años ayudando a hombres homosexuales a convertirse a la heterosexualidad. 32
Ya me he referido anteriormente al trabajo del Dr. Robert Kronemeyer. Si el lector interesado busca este trabajo, encontrará ocho historias de casos citadas - relatos verdaderos de personas que buscaron alivio de sus vidas de esclavitud homosexual (su propia descripción de sus estilos de vida) y se convirtieron a la heterosexualidad. 33
Otra área donde vemos el fruto de vidas cambiadas es en los numerosos ministerios cristianos que llegan a los homosexuales que desean ayuda. Las limitaciones de espacio no me permiten entrar en grandes detalles. Los interesados pueden encontrar las referencias en las notas finales.
¿Realmente se han cambiado vidas? Está Darlene Bogle, una mujer que "luchó contra el lesbianismo" durante 17 años.34 Se crió en un ambiente en el que sufrió abusos sexuales por parte de diferentes hombres y niños, el primero a los tres años. Sus padres se divorciaron cuando ella solo tenía cinco años. Su nuevo padrastro abusaba de ella con frecuencia, tanto verbal como físicamente. En sus propias palabras, se crió en "un hogar falto de crianza, sin modelos positivos y sin amor".35 Hoy, por la gracia y la misericordia de Dios, lleva 15 años completamente libre de su anterior estilo de vida y actualmente es consejera en Paraklete Ministries, en Hayward, California.
También está Frank Worthen, homosexual practicante durante 25 años. En 1973 volvió a Jesucristo, quien lo liberó de ese estilo de vida. Desde entonces ha permanecido libre, sin caer ni una sola vez en su antiguo comportamiento secular. Hoy, él y su esposa Anita son misioneros en Filipinas con Exodus International.36
Está Andrew Comiskey, un antiguo homosexual que ahora es director de Desert Stream Ministries.37 Está Joanne Highley, lesbiana desde los 13 a los 23 años, quien ahora ha sido liberada de ese estilo de vida durante los últimos 35 años. Ha estado casada con el mismo hombre durante esos 35 años, es madre y abuela, y con su marido es codirectora de los ministerios L.I.F.E. en la ciudad de Nueva York.38
¿Existen realmente vidas cambiadas, personas que eran exclusivamente homosexuales y se convirtieron en heterosexuales? Sí. ¿No ha habido quienes han vuelto a caer en su antiguo estilo de vida? De nuevo, la respuesta es sí, lo cual es de esperar. Al igual que en Alcohólicos Anónimos, el camino rara vez es fácil e implica un tremendo compromiso por parte del individuo que busca la recuperación y la curación. A veces las personas tropiezan y nunca vuelven a levantarse. A veces tropiezan, se levantan y continúan en el proceso de recuperación. Y en ocasiones, los individuos se curan instantáneamente y nunca vuelven atrás. Pero el hecho es que hay muchos ex homosexuales, ex gays, que han sido transformados por el poder de Jesucristo.
¿Un estilo de vida saludable?
Como se ha señalado anteriormente, los miembros del movimiento por los derechos de los homosexuales afirman constantemente que son personas normales y sanas. Ya hemos hablado de la "normalidad" de la homosexualidad. La cuestión de si es o no un estilo de vida saludable se puede abordar en dos áreas: la promiscuidad y las prácticas sexuales reales.
(1) Promiscuidad. Si uno está de acuerdo con la afirmación de que ser promiscuo no es sano, ni desde el punto de vista emocional ni desde el físico, entonces la homosexualidad, tal y como se practica habitualmente, debe calificarse de extremadamente malsana. Homosexualities, una publicación oficial de The Institute for Sex Research fundado por Alfred Kinsey, Alan Bell y Martin Weinberg, informó que solo el diez por ciento de los homosexuales masculinos podían ser calificados como "relativamente monógamos" o "relativamente menos promiscuos". Otros resultados mostraron que el 60% de los homosexuales masculinos habían tenido más de 250 parejas sexuales a lo largo de su vida, y el 28% de los homosexuales masculinos habían tenido más de 1.000 parejas sexuales a lo largo de su vida. Otro dato sorprendente es que el 79% admitió que más de la mitad de sus parejas sexuales eran extraños.39
Pocos años después de la publicación de este informe, el Dr. William Foege, director de los Centros para el Control de Enfermedades, declaró: "La víctima media del SIDA ha tenido 60 parejas sexuales diferentes en los últimos doce meses".40 En contraste con esto, "el varón heterosexual medio tiene -a lo largo de su vida- de cinco a nueve parejas sexuales".41
¿Qué ocurre con las relaciones lésbicas? ¿Son las mujeres homosexuales menos promiscuas que los hombres homosexuales? Aunque se ha investigado menos sobre las lesbianas, los datos muestran que son mucho más monógamas que los hombres homosexuales. Sin embargo, sus relaciones siguen siendo poco seguras. Yvonne Zipter, una lesbiana que escribe en la revista gay de Chicago Windy City Times, en un artículo titulado "La relación lésbica desechable", señala que la "relación lésbica duradera" es una "entidad mítica".42
(2) Prácticas sexuales. Un segundo punto que no puede eludirse en un debate sobre los aspectos sanitarios de la homosexualidad son las prácticas sexuales reales de los homosexuales. ¿Son saludables? Una vez más, la gran preponderancia de las pruebas médicas es rotundamente negativa.
Muchas fuentes médicas diferentes documentan la aberración física de las prácticas sexuales homosexuales. La siguiente información proviene de un artículo titulado "Perspectiva médica de la cuestión homosexual". Fue escrito por el Dr. Bernard J. Klamecki, proctólogo (especialista rectal) durante más de 30 años.
El Dr. Klamecki afirma en este artículo que cuando comenzó su práctica médica en 1960, solo el uno por ciento de sus pacientes eran homosexuales. En 1988 esta cifra había aumentado hasta el 25% de sus pacientes, la mayoría remitidos por una clínica gay gratuita local. El siguiente material procede de una persona conocida y respetada por la comunidad homosexual, un profesional de la medicina que siente cariño y compasión por todos sus pacientes y que dedica buena parte de su tiempo a atenderlos.
Conozco bien la patología médica y quirúrgica directamente relacionada con las prácticas sexuales típicas de los homosexuales activos, en particular el coito anal (sodomía) y el oral (felación).....
Las prácticas sexuales típicas de los homosexuales pueden afectar a las cavidades bucales, los pulmones, el pene, la próstata, la vejiga, el ano, las zonas perianales fuera del recto, el recto, el colon, la vagina, el útero, la zona pélvica, el cerebro, la piel, la sangre, el sistema inmunitario y otros sistemas corporales.... Aunque ninguna de las siguientes prácticas es exclusiva de los homosexuales, no dejan de ser típicas....
La más común es el coito anal (sodomía)....A menudo se utilizan objetos extraños para producir una sensación erótica diferente o para instigar una actividad sexual más violenta (sadomasoquismo). Los objetos que he extraído del recto y del intestino inferior incluyen mazorcas de maíz, bombillas, vibradores, botellas de refresco y palos de madera variados.
El "fisting" consiste en introducir una mano con el puño en el recto, a veces hasta el codo, lo que produce variadas sensaciones sexualmente excitantes, vinculando fuertemente el erotismo con el dolor...
La penetración oral (felación) es cuando se utiliza la lengua para lamer o hacer cosquillas en la salida del recto con fines de excitación sexual, excitación o juegos preliminares. Evidentemente que las bacterias pueden contaminar e infectar la boca. Otra práctica sexual son los "deportes acuáticos", en los que se orina en la boca o el recto como estimulante sexual.
Pueden producirse daños físicos en el recto debido a algunas de estas prácticas..... Se realiza una actividad antinatural cuando el recto es el receptor de un pene o un objeto extraño. Debido a esta actividad, pueden producirse grietas en el tejido (fisuras), llagas abiertas (úlceras), forúnculos (abscesos) y otras infecciones en la piel de los tejidos circundantes...
La actividad sexual anal-rectal persistente puede provocar diversas lesiones precancerosas, como la enfermedad de Bowen y el sarcoma de Kaposi. Siempre que los tejidos están traumatizados, agrietados o abrasionados, son vulnerables a la infección bacteriana.43
El Dr. Klamecki continúa hablando de las diversas enfermedades bacterianas y víricas con las que se encuentra habitualmente con sus pacientes homosexuales, siendo la más destacada el SIDA (la cifra actual es que el 70% de los estadounidenses con SIDA son homosexuales masculinos o bisexuales). Además, afirma que hasta el 86% de los varones homosexuales consumen diversas drogas para mejorar y aumentar su estimulación sexual.44
¿Es saludable el estilo de vida homosexual? La información presentada anteriormente solo araña la superficie mostrando la naturaleza patológica de estas prácticas sexuales. Se podría decir mucho más (por ejemplo, el homosexual es tres veces más suicida que el heterosexual; un estudio reciente muestra que la esperanza de vida de los hombres y mujeres homosexuales sin SIDA es unos 33 años menor que la del heterosexual; etc.),45 pero el espacio no lo permite. Creo que cualquier lector imparcial tendría que admitir que la homosexualidad no es un estilo de vida sano ni natural.
En el próximo número de la REVISTA me ocuparé brevemente de la agenda política del movimiento por los derechos de los homosexuales. También examinaré sus intentos, considerablemente exitosos, de cambiar la actitud de cristianos y judíos hacia la homosexualidad.
La tarea del Cristiano
Antes de terminar, debo aclarar que, aunque creo que la homosexualidad es anatómicamente aberrante, psicológicamente desviada y moralmente ruinosa, también es cierto que todos somos pecadores. La Biblia afirma que todos le hemos dado la espalda a Dios y hemos seguido nuestro propio camino. Como dijo una vez Martín Lutero, cada uno de nosotros "peca a menudo y a diario".
Si no fuera por la gracia y la misericordia de Dios, cada uno de nosotros se quedaría en su pequeño mundo de pecado, solo y desamparado. La buena noticia; sin embargo, es que Dios nos ha tendido la mano, bajando para hacerse uno con nosotros en nuestra humanidad, muriendo y resucitando, para que podamos ser libres de la esclavitud del pecado.
Para cualquiera que luche contra la esclavitud de la homosexualidad, o la esclavitud de cualquier otro pecado, hay libertad disponible en la cruz del Calvario. Nuestra tarea como cristianos es llegar con amor a todas las personas con el Evangelio de Jesucristo.
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